INTRODUCCIÓN
Una mutación es una alteración en la secuencia de ADN. Puede implicar
desde un pequeño evento como la alteración de un solo par de bases
nucleotídicas hasta la ganancia o pérdida de cromosomas enteros. Puede ser
causada por daños producidos por químicos, por radiación o por errores durante
la replicación y la reparación del ADN. Una consecuencia de las mutaciones
puede ser una enfermedad genética, sin embargo, aunque en el corto plazo puede
aparecer como una algo perjudicial, a largo plazo las mutaciones son esenciales
para nuestra existencia. Sin mutación no habría cambio y sin cambio la vida no
podría evolucionar.
Los
elementos genéticos transponibles son secuencias de ADN que tienen la propiedad
de cambiar de posición dentro del genoma, por tal causa también reciben el
nombre de elementos genéticos móviles. Por tanto, cuando cambian de posición y
abandonan el lugar en el que estaban, en ese sitio, se produce un delección o
pérdida de bases. Si el elemento transponibles estaba insertado en el interior
de un gen, puede que se recupere la función de dicho gen. De igual forma, si el
elemento genético móvil al cambiar de posición se inserta dentro de un gen se
produce una adición de una gran cantidad de nucleótidos que tendrá como
consecuencia la pérdida de la función de dicho gen. Por consiguiente, los
elementos genéticos transponibles producen mutaciones.
Su
existencia fue propuesta por B. McClintock (1951 a 1957) en maíz, sin embargo,
su existencia no se demostró hasta mucho más tarde en bacterias. En el fenómeno
de la transposición no se ha encontrado una relación clara entre la secuencia
de la sede donadora (lugar en el que está el transposón) y la sede
aceptora (lugar al que se incorpora el transposón). Algunos Transposones
muestran una preferencia por una determinada región (zona de 2000 a 3000 pares
de bases), pero dentro de ella parecen insertarse al azar.
Una
de las preguntas más importantes acerca de las mutaciones es saber si estas se
producen en los individuos de las poblaciones independientemente de si
confieren o no al individuo alguna ventaja adaptativa, en cuyo caso la mutación
tendría un carácter preadaptativo, o si por el contrario, las mutaciones se
producen como consecuencia de una adaptación fisiológica de los individuos al
ambiente, en cuyo caso la mutación tendría un carácter postadaptativo, ya que
estaría inducida por el propio ambiente.
Las
mutaciones que confieren resistencia a agentes ambientales específicos que no
son tolerados por los individuos normales o silvestres, se pueden estudiar con
facilidad en bacterias.
Luria
y Delbrück (1943) diseñaron un experimento ya clásico para distinguir entre
estas dos hipótesis y la metodología empleada servía para calcular tasa de
mutación y continua utilizándose hoy día. Este experimento se ha denominado Prueba
o test de Fluctuación.
Luria
y Delbrück recibieron en 1969 el Premio Nobel por sus descubrimientos sobre el
ciclo de reproducción de los virus y el papel del material genético en las
bacterias y los virus.
Tasa
de mutación: es el
número de mutaciones que se producen por unidad de tiempo, las unidades de
tiempo que se emplean habitualmente son el período correspondiente a la vida de
una célula, de un organismo (generación) o de una división celular. Como puede
observarse, las unidades de tiempo corresponden a unidades biológicas.
A esta altura, debe quedar claro que no todas las mutaciones conllevan
a la muerte de la célula. La consecuencia que acarree la mutación dependerá de
sí se mantiene o no la fidelidad en la producción de la proteína que codifique
el gen mutado. Se cree, por estudios realizados en cultivos celulares, que un
gen que codifique para una proteína de tamaño medio (de aproximadamente 103
pares de bases de longitud) sufrirá una mutación cada 106 generaciones
celulares.
El proceso evolutivo ve en las mutaciones una de sus principales
causas. La supervivencia a largo plazo de una especie puede aumentar gracias a
cambios genéticos, pero la supervivencia de los individuos requiere la
estabilidad genética. El mantenimiento de la estabilidad genética requiere, por
un lado, de una alta fidelidad en el proceso de replicación del ADN y, por el
otro, de la existencia de un mecanismo que permita reparar las numerosas
lesiones accidentales que sufra el ADN. La mayoría de las alteraciones
accidentales del ADN son transitorias, ya que inmediatamente son eliminadas por
diversos mecanismos de Reparación del ADN.
Se calcula que, mediante cambios térmicos, una célula humana acumula
por día la pérdida de unas 5000 bases Púricas (Adenina y Guanina).
Análogamente, se estima en 100 los cambios producidos por día mediante la
delaminación de la Citosina al Uracilo. La acción de la luz ultravioleta del
sol puede favorecer la formación de dímeros de Timina. En los cuales dos
moléculas de Timina, ubicadas en forma contigua en una de las hebras de ADN, se
enlazaran bloqueando la posibilidad de unirse a las bases de la cadena
complementaria. Este elevado número de cambios, producidos en genoma de las
células, merece todo un sistema de reparación que brinde la estabilidad
necesaria para que la célula pueda cumplir con sus procesos vitales. Hoy se
sabe que menos del uno por mil de estos cambios accidentales de las bases del
ADN provoca una mutación; el resto son eliminados, con una eficacia altísima,
mediante el proceso de reparación del ADN. Existe una amplia variedad de
mecanismos por los cuales los cambios genómicos son eliminados, y cada uno de
estos es catalizado por un grupo de enzimas específicas. Casi todos dependen de
la existencia de dos copias de la información genética, una en cada cadena de
la molécula de ADN. Si se produce un cambio accidental en una de las cadenas
del ADN, la información no se pierde en forma irreversible ya que todavía queda
una segunda copia de la información en su cadena complementaria. El proceso
básico de los diferentes mecanismos de reparación, se basa en los siguientes
pasos:
1- El cambio accidental de una de las cadenas es reconocido y
eliminado por medio de enzimas especiales denominadas nucleasas de reparación
del ADN, que cortan los enlaces que mantienen unidos a los nucleótidos
alterados al resto de la molécula de ADN. Ello produce un vació o hueco en
dicha molécula.
2- Una vez eliminados los nucleótidos alterados otra enzima, la ADN
polimerasa, se une al extremo 3´de la cadena cortada, colocando los nucleótidos
complementarios a la cadena de ADN patrón.
3- Los nucleótidos incorporados por la ADN polimerasa son soldados a
los restantes, gracias al accionar de la ADN ligasa, completando así el proceso
de reparación del ADN. La ADN polimerasa y la ADN ligasa son las mismas enzimas
que intervienen en el proceso de replicación del ADN. Por lo tanto, no solo son
indispensables para la autoduplicación del ADN, sino que ayudan a mantener la
fidelidad de esta molécula reparando las alteraciones que puedan sufrir
cotidianamente.
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